LA IMAGEN EN LA GLOBALIZACIÓN


LA IMAGEN EN LA GLOBALIZACIÓN

Las películas, los deportes, la música popular, los datos electrónicos y los programas de televisión son los nuevos productos que interesan, financiera e ideológicamente, al comercio internacional. Los productos culturales mediáticos ocupan ya el segundo lugar –después de la industria aeroespacial- en las exportaciones de Estados Unidos. La influencia que tienen esos productos, diseñados para vender, sobre las creencias y la conciencia humana, es difícil de valorar pero no se la puede pasar por alto.                 Robert Shiller. (Hernandez, 2000, pág. 36)

Aunque este análisis está enfocado en la imagen de tipo artística, como parte de la exploración de la cultura visual es importante entender el papel que desempeña en el mundo de hoy el uso masificado de mensajes visuales y consecuentemente la tarea de la educación frente a estas situaciones.
 En la actualidad, con los avances en las tecnologías de información, los medios masivos de comunicación y la revolución digital, nos encontramos en un mundo lleno de imágenes de todo tipo, incluso existen grandes ciudades tan iluminadas y atiborradas de mensajes, que se habla de contaminación visual, en este mundo global podemos encontrar en cualquier ciudad las mismas propagandas y referentes de belleza que encontramos en occidente; las grandes marcas como Coca-Cola tienen más presencia en comunidades tan remotas que las mismas autoridades locales, y los aeropuertos y hoteles del mundo se construyen de manera tan parecida que es como si los viajeros estuvieran siempre en el mismo lugar, sin embargo, entre tanta interrelación y contacto, hace falta procesos de comprensión que nos indiquen de qué manera nos estamos vinculando y como o quiénes son los beneficiados de esto; “tanta proximidad mediática y simultaneidad siguen sin producir vinculación cultural, y mucho menos igualdad económica” (Martin, 2000, pág. 33).
Vivimos inmersos en una cultura visual compuesta por millones de imágenes, pero ¿de qué tipo son? La mayoría de las imágenes que  inundan nuestras calles y aparatos electrónicos son de uso publicitario, que como francotiradores apuntan a los “target”, es decir, los grupos consumidores de la población, o  en los momentos  de la coyuntura electoral nos piden un voto. Las imágenes tienen un gran poder en las decisiones de nuestra cotidianidad, nos dicen dónde ir, que hacer,  a quien apoyar o culpar; “nos incitan a la compra, al voto, orientan la inversión de los ahorros, distraen nuestro tedio en el televisor provocando emociones complejas. Conllevan una carga informativa en muchos casos despreciable” (Carretero, 1997, pág. 69) y es por esto que denota la necesidad de analizarlas más allá de la primera impresión, en nuestra cotidianidad y de manera profunda en nuestra educación.
No todas las imágenes son necesariamente metáforas visuales, dependiendo la intención con que se originan, el lugar destinado a ser observadas, y el público al que se dirigen, como lo explica Laura Champman:
los mensajes visuales destinados a los jóvenes de hoy en día son diseñados por profesionales que destacan en aquello que las imágenes hacen bien, es decir, dirigir la atención, crear deseo, aprovechar  las emociones, mientras suprimen el pensamiento crítico. Se utilizan las técnicas artísticas para obtener beneficios y poder político (Efland, 2004, pág. 209)

A través de la imagen elaboramos nuestra visión del mundo, que puede estar entre  un mundo estilo súper mercado que nos oferta a través de una vitrina cada vez más aspectos de la vida, pero que le cierra la puerta en la cara a la mayoría empobrecida. O un mundo dividido, en una constante pugna por conquistar y manipular las conciencias, por medio de símbolos y esquemas estéticos, que deberían ser analizados detenidamente  poniendo atención a su impacto e influencia, “deberíamos aprender a reconocer cómo funcionan las metáforas visuales y por qué pueden ser persuasivas” (Efland, 2004, pág. 209) y entonces, la escuela como núcleo del aprendizaje, debe tomar esta tarea que incluye a toda la sociedad.

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